Prólogo de tino fernández

"Entonces tu verdadero valor y potencial se harán visibles para ti, para los demás, para el mundo entero."

Todo lo que brilla es más bonito, deseado y tiene una mejor vida.

La razón por la que digo esto es muy simple. Piensa coche nuevo recién salido del concesionario con su pintura pulida, en unos zapatos recién comprados sin una mancha de polvo, en el escaparate de cualquier joyería que te hechiza y te deslumbra, o en una mesa con los platos y las copas perfectamente pulidas.

Todos estos objetos brillan, son deseados y tienen un alto valor percibido.

También ocurre lo mismo con las personas. Las personas que brillan e iluminan con su presencia la vida de los demás son más valoradas y tienen una vida mejor.

Si tu consigues sacarle brillo a tu vida, a tu ser, a tu esencia, entonces serás reconocido, querido, deseado y por tanto buscado.

Si tu consigues sacarle brillo a tu vida, entonces lograrás ver en la oscuridad, minimizarás tus sombras y tu entorno empezará a buscarte para les ilumines con tu luz.

Entonces tu verdadero valor y potencial se harán visibles para ti, para los demás, para el mundo entero.

Recuerdo mis años oscuros en los que todos mis esfuerzos se centraban en remar contra corriente en vez de darle la vuelta al barco y hacerlo más fácil. Hoy lo veo y me parece absurdo pero realmente era lo que hacía. Hacerlo más difícil de lo necesario.

Me preguntaba constantemente por qué algunas personas tenían estrella mientras otros vivíamos estrellándonos continuamente con la vida. Por qué algunas personas eran llamadas a la abundancia y otros a la escasez. Por qué algunas personas llenaban de buen rollo cualquier lugar al que llegaban mientras otras traían sombra y frío incluso a una playa en verano.

¿Cuál era la diferencia? ¿Cómo lo hacían? ¿Cómo podría lograr yo lo mismo es cualidad especial?

Entonces recordé a mi abuela limpiando una pequeña bandeja de plata. No era de gran tamaño ni tenía mucho valor. Era una bandeja de esas que te dan en una comunión y tenía grabado el nombre de mi prima. Pero ella la cuidaba como un tesoro.

El ritual era muy sencillo. Primero limpiaba superficialmente la pequeña bandeja con un paño húmedo para quitarle el polvo si frotar mucho. Después cogía un cepillo de dientes viejo y la frotaba con dentífrico para quitar el polvo más incrustado de los motivos florales y del bajo relieve de la grabación. 

Luego la enjuagaba con agua templada para quitar los restos de dentífrico, la secaba y por último con un paño que parecía viejo y sucio le sacaba brillo frotando con mucho cariño.

El resultado era espectacular. Aquella pequeña bandeja de plata sin mucho valor brillaba de tal manera que mesmerizaba e hipnotizaba por instantes. Iluminaba el pequeño espacio que ocupaba en la biblioteca y hacía mas valioso todo lo que la rodeaba.

Limpiar, quitar, lavar y sacar brillo.

Lo mismo puedes hacer con tu vida en el momento que decidas ahora que no sólo puedes brillar sino que es tu deber y responsabilidad.

Cuando nacemos, de bebés tenemos ese brillo especial que ilumina la vida de las personas de nuestro entorno y traemos alegría con nuestro “halo” especial durante nuestros primeros años.

Pero poco a poco se nos vamos ensuciando el ser, se nos va manchando el ama, tornándonos opacos y escondiendo nuestro brillo esencial.

La buena noticia es que podemos limpiar nuestras impurezas, quitar lo que nos opaca, lavar la porquería de nuestro ser y sacar brillo a nuestra alma para iluminar todo aquello que nos rodea.

Este brillo sacará tu barniz original, te hará recolectar con el destello de tu mirada y llenará tu días de gloria y esplendor.

El proceso no será rápido, tampoco será automático porque el brillo, al igual que todo lo valioso en esta vida, requiere de un poco de compromiso, un poco de esfuerzo y sobre todo mucho amor.

Recuerda: Todo lo que brilla es más bonito, deseado y tiene una mejor vida.

Tino Fernández